Eclécticos amantes de la belleza, el arte, la música, el diseño de moda, del contemporáneo, aunque ligados a un pasado de historia, cultura y tradición…
Pero nuestra verdadera gran pasión es el Perfume.

Nos encanta hacer esto: vivir los Perfumes según nuestra precisa filosofía que resume todo lo que se ha escrito, bailado, pintado, tocado e interpretado.

Nosotros, enamorados del perfume cual vestido que llevar, como en un intrigante juego de espejos, capaces de proyectar emociones pasadas que ya se han convertido en futuro, como magia cotidiana que transforma la realidad de las cosas en un soplo.

Sí, amamos el perfume por su carácter efímero y volátil que al mismo tiempo se convierte inmediatamente en una presencia concreta. A través de la piel y el sentido olfativo se convierte en objeto de deseo, capturando los sentidos y el alma.

Porque el perfume no es solo un concentrado de esencias obtenidas de la compleja alquimia de flores, maderas y tabacos, especias, árboles y hierbas, almizcles y mohos, sino también interpretación, la esencia de la vida, y por tanto, como la vida, una mezcla de verdades y mentiras, amor, felicidad y pasión.

Perfumistas porque nos gusta dar personalidad, cambiar el estado de ánimo, cambiar los pensamientos de quienes lucen nuestras creaciones, dando muchas veces sueños y magia.

Pero, sobre todo, nos encanta ese pequeño gran gesto: ese aliento que sale, una impalpable nube de pequeñas gotas, capaces de modificar el aire que nos rodea, gotas que pertenecen a los dioses y a quienes creen en su indispensable presencia.